Yoga
El yoga físico es la faceta más ampliamente difundida en occidente de la ciencia yóguica.
No es una mera actividad física mas, ni debe practicarse como una gimnasia bonita o para relajarse meramente.
Consiste en el desarrollo de la consciencia, en el cuerpo físico, para luego extrapolarla a los distintos niveles del ser humano:
energético, mental, emocional, etc. Con el objeto de llegar a expresar el inmenso potencial latente que yace dentro de cada uno de nosotros.
Obviamente estas prácticas poseen efectos sumamente benéficos a nivel físico fortaleciendo, flexibilizando y equilibrando la columna vertebral,
autentico eje vital, y el conjunto del sistema musculo-esquelético corrigiendo nuestra postura.
A nivel de la totalidad de los órganos, glándulas, aparatos y sistemas internos favorece su funcionamiento óptimo y nos previenen contra toda enfermedad.
Relajen nuestros músculos y disuelven tensiones y contracturas.
A nivel energético generan efectos equilibrantes de modo que sosiegan, calmen y tranquilizan paulatinamente a las personas hiperactivas y vigorizan
y recargan a las que poseen menos vitalidad. Mejoran sustancialmente el fluir de la energía en nuestro interior haciéndola circular sin obstáculo alguno,
liberándonos de múltiples bloqueos que impiden que nos relacionemos desde la serenidad y la comprensión con nosotros mismos y con los demás.
En el plano mental procuran ecuanimidad, estabilidad, lucidez y apertura, y preparan el camino para comenzar a revisar condicionamientos mentales limitativos
y automatismos de comportamiento que no nos reportan si no infelicidad u desdicha y que constriñen todas las facetas de nuestra vida.
Es en esa revisión o toma de conciencia de los variados aspectos de nuestra experiencia de vida en las que profundiza el Yoga mental,
con la intención de que se reflejen progresivamente en la vida cotidiana y en nuestras interpersonales.